El Teatro Colón es uno de los más conocidos gracias a sus excepcionales condiciones acústicas, su importante legado arquitectónico junto con su prestigioso historial lo convierte en uno de los teatros más importante a nivel mundial. Pero ¿quieres saber a detalle por qué es tan importante el Teatro Colón? A continuación te mostraremos un poco de su historia.
La arquitectura del Teatro Colón
Es un edificio de estilo ecléctico, acorde de principios del siglo XX, cuenta con un espacio de 8.202 m², de los cuales, 5.006 pertenecen al edificio central y el restante (3.196) pertenece a dependencias bajo nivel del pasaje Arturo Toscanini. En un inicio, el edificio contaba con una totalidad de 37.884 m² de construcción, pero tras diversas ampliaciones a cargo del arquitecto Mario Roberto Álvarez lo llevaron a un total de 58.000 m².
La sala principal del teatro cuenta con una forma de herradura, algo típico en los teatros clásicos de Italia y Francia. En dicha sala principal se puede apreciar una excepcional altura de 28 metros, rodeada de palcos hasta el tercer piso. Cuenta con una capacidad de 2.478 localidades, pero también hay espacio extra para que unas 500 personas de pie puedan apreciar los espectáculos.
Además, posee una cúpula de unos 318 m², la cual en un inicio tuvo pinturas de Marcel Jambon, pero a ser deterioradas con el pasar de los años, en 1960 se decidió que fuese restaurada, trabajo que fue encargado al artista Raúl Soldi, quien culminó su obra en 1966.
El escenario del Teatro Colón cuenta con una altura de 48 metros, en una superficie que posee 35,25 metros de ancho por 34,50 metros de profundidad. Cuenta con un disco giratorio de 20,30 metros de diámetro, el cual puede ser accionado eléctricamente, puede girar en cualquier sentido, ideal al momento de cambiar de escenas rápidamente. Con el fin de mejorar y facilitar el proceso de decorados y los cambios de escena, hubo una mejora en 1988, donde se realizaron algunos trabajos para modernizar el escenario en el sector de las parrillas.
Respecto al foso de la orquesta, posee una capacidad para 120 músicos; además, cuenta con curvas especiales de reflexión de sonido y una cámara de resonancia que, junto con las buenas proporciones arquitectónicas de la sala y sus materiales de calidad, han permitido desarrollar una acústica que mundialmente es reconocida como una de las más perfectas, es precisamente aquí donde comienza la importancia del Teatro Colón, pues arquitectónicamente es una obra maestra.
Historia del Teatro Colón
Un edificio con un valor histórico importante, pues tiene más de 100 años de historia. Tras 20 años de construcción, fue inaugurado en 1908, con la ópera Aida de Giuseppe Verdi.
Inicialmente, fue un proyecto del arquitecto Francesco Tamburini, quien murió en 1891, por lo que el proyecto continuo con el arquitecto Víctor Meano, quien introdujo algunas modificaciones, pero solo hasta 1894 que, por problemas financieros, hubo una estancación en la construcción. Fue tras la muerte de Meano cuando en 1904 el gobierno argentino encargó la continuidad de la obra al belga Jules Dormal, quien introdujo otras modificaciones a nivel estructural, reflejando en esencia un estilo francés en el acabado.
Lo curioso es que, a pesar de que el edificio aún no estaba totalmente listo, tuvo su primera función en 1908 a cargo de la Gran Compañía Lírica Italiana en la sala principal del Teatro Colón.
El legado cultural del Teatro Colón
En un inicio, el Teatro contrataba a compañías extranjeras para sus temporadas, pero a partir de 1925, ya no era necesario, pues contaba con su propia Orquesta, Ballet y Coro; así como también contaba con sus propios talleres de producción, por lo que en 1930 ya el Teatro Colón podía llevar a cabo sus propias temporadas financiadas por la ciudad.
Fue así como desde 1930 el Teatro Colón se convirtió en un teatro de temporada o stagione, de hecho, en el transcurso de sus más de 110 años de historia, ningún artista de importancia ha dejado de pisar su escenario. Por lo que no es de extrañar que en él se hayan presentado reconocidos artistas como Enrico Caruso, Maria Callas, Claudia Muzio, Régine Crespin, Plácido Domingo, Birgit Nilsson y muchos más.
Además, es común que los compositores vayan al Teatro Colón con el fin de dirigir o supervisar los estrenos de sus propias obras, esta es una tradición inaugurada por Richard Strauss, Camille Saint-Saëns, Pietro Mascagni y Ottorino Respighi.
Muchos han sido los maestros de primer orden, directores de escena, de coro y numerosos solistas instrumentales y orquestas sinfónicas que han trabajado en el Teatro Colón, logrando llegar a grandes metas artísticas, brindando además inolvidables veladas a sus espectadores. Poco más de cumplir sus 100 años, en el 2010 el Teatro Colón tuvo una restauración, en la cual se respetó su construcción original, manteniendo su jerarquía que le convierte en orgullo cultural de Argentina, siendo además un excepcional punto de referencia a nivel mundial para la danza, ópera y música académica.